El río de la Vida…
El río de la Vida
canta,
cuando la niñez
de felicidad
se baña…
Hace brotar
a nenúfares,
que alegran
el recorrido
de la balsa.
Dulce es
la embarcación
que navega
sutilmente,
llevando a su hogar
a los Ángeles
que visten
de naranja…
Sutil el movimiento
de las aguas.
Transparencia
que capta y refleja
la alegría
de la niñez
que crece sana.
El fluir
del río de la Vida
nos invita,
a ser una gota
de sus aguas…
También la balsa
que sostiene
a la niñez,
para que su pureza
se conserve…
clara, amorosa
y sonriente.
Para que sea Luz
y haga brotar
entre las sombras, al nenúfar.