Las siembras dan frutos…
Que cante la Vida que hay en nosotros, para que desde el corazón las palabras y obras que surgen sean susurros de la cascada diáfana de Dios…
Que sembremos la Paz interior, como la conquista donde la vida del mundo volverá a florecer para que seamos el gajo dulce y grato, que vivifica y agradece a la Tierra, de lo que nos provee.
Que se exprese el Amor desde nosotros, porque de él se formarán plantaciones y lloverá miel.