Había una vez…
Había una vez
un colibrí,
que solía llegar
a la fuente
de mi hogar…
De niña
solía conversar con él.
¿De dónde vienes?
quise saber,
y él, sonrió.
Cada vez
que bajaba al clavel,
le saludaba:
“Eres tú, otra vez…”,
y él, me regalaba miel.
Ah colibrí,
tan dulce y sutil.
Veloz, picas a la flor,
mientras sueño
con que bajes
del clavel o del jazmín,
para que me invites
a volar contigo
donde las hadas
y el bosque,
que encantado está.
Había una vez,
un colibrí tornasol
que bajó de una estrella
y me invitó a volar,
y aquí voy…