Ven, Tierra mía, no dejes de existir…
Ven, Tierra mía,
no te vayas todavía…
deja que reivindique
con mi Presencia a tu Vida.
Déjame gatear sobre tu faz,
sentir a tu Divinidad.
Escuchar a tu grandioso palpitar,
vivirte, edificarte, unirme a Ti.
Y cuando yo camine,
iré a tus bosques,
para frenar a la sierra
y sus duros golpes…
La detendré, la trozaré,
para que el agua vuelva a brotar
en aquel manantial,
donde el abuelo se solía bañar…
Todavía no te vayas,
aún no es tiempo…
te necesito como hogar,
deja que crezca un poco más.
Te abrazaré. Te besaré
y nunca dejaré
que la inconsciencia
mute tu existencia.
Detendremos unidos,
la caza de la ballena y del delfin.
Cuidaremos a la tortuga,
que tiene siglos de existir…
Ven, lindo planeta,
reguemos Amor a manos llenas.
Deja crecer al girasol
y a las hortensias…
Contén la miel de la colmena
para que cual si el colibrí,
me nutra con su esencia.
Dame otra oportunidad,
para reivindicar…
limpia mi suelo, para que crezca
sintiendo la ternura
que brota de tu boca.
Deja que retoce
sobre tus verdes campos.
Que siembre la semilla
que edifica a la familia…
Que pueda irrigar la compasión
para que germine el Amor.
Permite que enhebre
sueños y que luche por ellos…
No te rindas Tierra hermosa,
maravillosa y cristalina.
Guarda tu calor, para calentarme…
¡No te enfríes, por favor!
Sin tu sol, y sin tu fuente cristalina,
mi vida no podría ser…
pues el desierto se impondría.
Irrígala, Dios, te hago esta petición.
Para que mi hogar crezca
y florezca. Para que nuestro destino
transmute a la hecatombe
que se sembró en el camino.
Ven, Tierra Santa y bendecida,
no te vayas todavía…
quiero reivindicar
con mi Consciencia a tu existencia.
Mira a la ardilla,
al gorrión que canta cuando se levanta.
somos nosotros la esperanza,
¡Déjanos existir en ti…!