Silencio…
Silencio…
para escuchar
al propio eco
e intentar
sentir,
su hablar.
Silencio,
para discernir
si todavía existe
al menos un lamento…
que se ha llevado
el viento.
Callad la voz,
pueda que la mente
se haya incrustado
en algún
recóndito lugar,
donde el silencio
la ha de silenciar…
y si se calla,
pueda que quizás,
es buen momento,
para reflexionar
o para precisar
o, pueda
que, talvez quiera llorar.
No se,
si en la quietud,
se quiera expresar…
Silente, este momento,
sólo se escucha
esta sagrada lágrima
que brota
de la montaña,
que se fusiona
con su voz…
Llueve… el eco
de la gruta, finalmente
habla la palabra
que calló…
Silencio, que ahora habla
y luego de llorar,
sonríó…
Y entonces, vibra la vida,
la gruta y la lluvia,
la montaña…
el eco del silencio,
ahora ya no habla,
palpita y es su voz,
la que dicta
a la vida que es poesía.
La mente ya calló,
y se rindió
ante el sublime corazón.