Niños de miradas
cansadas…
Tiernos y como adultos,
¡Sin niñez!
Con hambre
de ser amados
y a ser sostenidos por brazos,
que no les dejen caer.
Cientos y miles
de huellas son,
las que se graban
en el ardiente pavimento,
que se calienta
aún más,
con la violencia
que cada día se exacerba.
Niñas que sueñan
con jugar…
Niños que trabajan
sin cesar…
Niñez que se expone
entre un caos ahumado
y el ruido estridente,
donde un balazo desperdigado
pueda caer…
Niños pequeños que tiemblan,
y que respiran la pega loca,
para hipnotizar su dolor.
¡Ah demencia!,
la que se apodera del planeta
y que en lugar de protegerles,
no les ve.
El mundo requiere
de gran dosis de Consciencia,
para prohibir que se les trate así.
El planeta grita: “Cuídenles…”.
Mírenles. Acójanles.
Ámenles. No dejen que se sequen,
cuando ellos son fuente de Amor.
Transfórmense,
para que florezca un jardín
de alegrías, en el que ellos sean
las verdaderas joyas
de la Vida.