Gracias a la vida…

Gracias a la vida

que inicia en una estrella

irradiando la Luz

de Dios en mi.

Gracias al ADN bendito

que me forma.

Al reino del Amor

que me recibe,

cuando mamá

me hace sentir su palpitar…

Gracias por la ternura

que me conecta con papá.

¡Lindo planeta…!

Hermoso hogar al que ilumina

el sol central.

Bella pradera, rosas abiertas,

la vida esta de fiesta.

Poesía matutina que amanece

con la gardenia y el colibrí

mientras el girasol

le pide a Dios,

que la lluvia que se cuela

dibuje al arcoiris

para volar mi barrilete…

Ahora es mi cumpleaños

y lo celebro en el jardín

donde las hadas llegan

para bailar…

Linda la danza que me envuelve

entre un manto esmeralda,

donde la Naturaleza me besa

para danzar…

Grandiosa Luz de Dios,

el sol que me ilumina

y el Amor que entra a mi corazón.

Ardiente llama,

pureza que me devela Buda

con el festival del Uesac

cuando me obsequia la Luz y alegría,

mientras la recibo agradecida.

Gracias a la vida…

Que maravillas las que nos da.

El  claro manantial,

refresca mis sentidos

 

y luego el viento,

me hace dar vueltas

hasta que caigo sobre la tierra

vibrando plena de felicidad…

Bello mi hogar,

linda experiencia, celebrar

con Dios y mis amores,

la fiesta de renacer en la alegría.

Reafirmarme en le paz,

agradecer a Dios,

y recibir su bendición…

¿Qué más?

Gracias a Dios y a la vida,

por brindarme este regalo

de turrón, de sol, de colibrí,

de rosas rojas y de Amor…

El mundo se abre a mi…

El mundo se abre

ante mí,

si abro mis brazos

para recibir…

Es cual si un libro

que me adentra

a una naturaleza excelsa,

que canta y que nos besa.

En el primer capítulo,

surge la avecilla

que entona una canción

Divina…

En el segundo,

la mariposa sobre vuela

a la flor,

que se abre a Dios.

Rosa que envuelta

en mil pétalos germina

el edén

que Yo Soy.

Ahora, el libro de la vida

abre,

el cauce

del río que me lleva

en el  presente,

donde mi embarcación navega

hasta un océano,

que encierra un misterio

de sal y arena,

de perla y de espuma,

de sirenas, delfines y ballenas,

de luna plena…

Vida a la que abro mi vida,

suave y sutil,

como la caricia misma.

Húmeda, como la lluvia,

bella, como la estrella,

cálida, como el sol,

y transparente como el ruiseñor

que eleva su gratitud a Dios…

Tierno encuentro, mar adentro.

Quietud…

hasta que la escuche.

Silente voz

que empieza a aparecer.

Surge la calma,

sin decir una palabra.

Se abre el lenguaje

de las almas…

Vienes,

tu esencia deja una huella

plena, tierna, aventurera,

que reivindica al planeta…

Latidos del corazón

que crean un ritmo

incesantemente bello,

que se fusiona con la flor…

Con la apertura de la ostra

que abre su boca

para mostrar a la perla,

que surge de la transmutación.

¡Quietud y Paz,!

Floto… y entre esta maravilla

cobra vida una tortuga

nunca vista.

Belleza sin igual,

su Ser se detiene para mirar…

Flotantemente hermosa se desliza,

en su amoroso hogar, el mar.

Sensación plena,

verdaderamente bella…

Momento para agradecer

sumergida en este encuentro

donde la mar me invita

a adentrarme en esta fantasía

de verdad.

Plenitud que me llena de Paz.

Esperanza que todavía está,

y que expresa un lenguaje universal

guardando adentro de su carapacho

a un tesoro existencial…

Surge una perla

El primer grano de arena

de la playa donde estoy,

y la perla que se forma

con la alquimia en la ostra,

forma la cuenca perfecta

del collar de la Creación.

De un grano de arena,

la ostra engalana la herida

que antes le rompió,

y la acoge en su concha,

transformando a la arena

en una perla que usa de prendedor.

Sublime transmutación,

cuando la oruga en mariposa

se convierte hoy…

Cual si la sombra ilusoria

que baja la sien ahora,

para recibir al corazón…

Magia… misterio. Arde la llama

que transmuta lo que toca

en el mundo de las formas.

Vivificante encuentro de soles

donde la Luz de luces es el faro

que ilumina al barco que parecía naufragar,

entre la tempestad…

Calma la mar, la cresta de la ola baja

y aparece el remanso de Paz,

donde la humanidad ha de incubar

al Amor que brota sin razón,

pleno de aceptación y comprensión.

Arena que se cuela entre la espuma,

para arribar al centro de la boca

del nácar de una concha…

Primera cuenca que da mil vueltas,

para  enhebrar al centro del collar

un corazón que nos regala Dios.

Dulce y sagaz…

Me adentro,

en la selva…

donde mis pensamientos

ceden,

ante tanta belleza…

La esmeralda

viva, aviva mis sentidos,

y entonces,

me empiezo a adentrar

para ser, la selva misma.

Mi palpitar

ahora cambia…

dejo de ser yo mismo.

Fascinante experiencia,

¡sublime esta vivencia!

Dejar de ser yo mismo,

para ser ella…

Sí, vibrante y escalofriante,

empiezo a palpitar

a otro ritmo.

Cautivante es mi viaje,

pido permiso,

a la naturaleza que se abre.

Así, salvaje…

o quizás de otro linaje

donde la esencia

aún conserva,

la pureza que me adentra.

La que conquista,

la que me invita

a penetrar

y a compenetrarme

con la sutileza misma.

Aquí, la vida vive

y vibra todavía…

Aquí, los ritmos

inimaginables,

hacen poesía.

De pronto, una dulce mirada,

tierna, clara…

me hipnotiza.

El jaguar es quien me mira,

nos miramos…

Capto su bella energía,

captura antes la mía.

Dulce y atento,

a cualquier movimiento.

Ambos…

él y yo nos reconocemos.

Respeto,

por su guarida.

Por su reino,

donde el emperador

es la supervivencia,

pero digna, sin mentiras…

llana,

como la sabana.

Clara, como la consciencia

que ha de despertar,

en ti, en mi, para que no se  extinga…

Este instante…

Este espacio,

esta Tierra,

este instante…

El respirar

que vivo ahora,

bendito sea.

Que mi vida,

que la tuya,

que la existencia

misma

del planeta,

no se extinga.

Que el sol

nos regale de su Luz,

para ser linternas

que encendidas,

Iluminan

a la Tierra prometida.

Que tú,

que yo…

que nosotros, seamos

esa especie

que reivindica

y dignifica

al hogar que Dios

nos engendró.

Que seamos la familia

donde el Amor,

germina y extermina

a la guerra fraticida.

Que las armas

ya no existan

y que la alegría

rebrote en el corazón

del bosque.

Donde la niñez,

goce… y retoce,

viendo saltar a la liebre,

libre y feliz,

sin la prisa que lleva

para escaparse

de la muerte…

Este instante,

es para reivindicar

y sembrar

la semilla de la Paz,

donde la fragmentación,

no exista más…

Es, para reflexionar,

acerca de lo que ahora

sembraremos,

juntos, tú y yo,

para que unidos

nos fundamos

y edifiquemos

al Amor universal,

donde el corazón

sea el emperador.

Este instante, es sagrado,

para renacer en Dios.

Las manos de Dios…

La mano de Dios,

pinta escenarios

de rosas y mariposas…

El pincel de Su Creación,

dibuja al río claro,

que no se sale de su cauce.

La mano de Dios,

imprime a la galaxia flotante,

que jamás se cae…

Es la mano generosa,

tersa, como la rosa.

Profundamente amorosa,

en ella, hay espacio suficiente,

para que tú, yo y ellos,

cual si el UNO nos unamos.

La mano de Dios

diagrama el pentagrama

musical del trinar,

del ave que se entrega

a Su canción.

Su trazo indeleble

colorea a la vida que brota

del corazón de los árboles.

Incendio de rosas rojas,

púrpura y esmeralda,

son en las auroras

boreal y austral.

Las manos de Dios

son milagrosas…

benditas, nunca se van.

Si las miras,

aquí están y han bajado

para decirnos que nunca nos dejarán.

Silencio…

Silencio…

para escuchar

al propio eco

e intentar

sentir,

su hablar.

Silencio,

para discernir

si todavía existe

al menos un lamento…

que se ha llevado

el viento.

Callad la voz,

pueda que la mente

se haya incrustado

en algún

recóndito lugar,

donde el silencio

la ha de silenciar…

y si se calla,

pueda que quizás,

es buen momento,

para reflexionar

o para precisar

o, pueda

que, talvez quiera llorar.

No se,

si en la quietud,

se quiera expresar…

Silente, este momento,

sólo se escucha

esta sagrada lágrima

que brota

de la montaña,

que se fusiona

con su voz…

Llueve… el eco

de la gruta, finalmente

habla la palabra

que calló…

Silencio, que ahora habla

y luego de llorar,

sonríó…

Y entonces, vibra la vida,

la gruta y la lluvia,

la montaña…

el eco del silencio,

ahora ya no habla,

palpita y es su voz,

la que dicta

a la vida que es poesía.

La mente ya calló,

y se rindió

ante el sublime corazón.

La Vida…

Hay una flor, la Vida…

Es luminosa como el sol. Tibia como su resplandor, vivificante como el día y misteriosa como el mar… el caracol y el atardecer que diagrama los celajes que anteceden al sueño donde se enhebra esta poesía.

Hay una flor, tu Vida…

Es única y posee el néctar que despierta a la naturaleza que te besa y obsequia un menester de sabores y una gama de colores, donde se imprime la huella que tu danzas con los universos y estrellas.

Vivificante es tu Vida, cual si la flor que agradecida se abre a Dios, para cumplir con su propósito de Luz y Amor…

Tu dulce mirar…

Tu mirada

tan clara

es la Luz

que me llama…

Es ella,

la que me resguarda.

Es la serenidad

y la calma.

Bendita Luz

eres Tú,

nobilísimo Jesús.

Tu Paz

es el llamado,

y el único camino

que se abre

para Vivir el alma.

Eres,

humildemente grande.

Y tan tierno y sutil,

como el colibrí.

De tus labios

emana la vibración

y la oración

que haces por mi.

Gracias, Maestro.

La vida a tu lado

es una bella fiesta

multicolor…

 

Ahora traes

el rayo rosa

Del arco iris

que brota…

y luego cambias

a la esmeralda,

donde anida

la esperanza.

Y ahora me elevas,

al océano azul…

donde el hermano delfín,

canta tu mantra.

Bendito Eres,

Bendita Tu Creación.

Bendito el Sol

con el que me despiertas hoy.