Un mundo, no dos, ni tres.
Una humanidad, no inhumanidad…
Un regalo, el Nacimiento,
si lo dignificamos seguirá naciendo.
Un bosque que se conecta
con cada semilla, raíz , tronco,
sea ancho, grande, pequeño,
recto, fuerte, o encorvado.
Una Consciencia para mimarlo,
o quizás la plenitud de la inconsciencia
para mutarlo. Como si del dinero,
fuésemos a vivir los humanos…
Una esencia, una raíz,
de donde germinas tú, él, ellos y ellas,
yo y todo lo que palpita,
sin olvidarnos del cristal que musicaliza,
cada paso que se finca,
en esta Tierra bendita…
Una oportunidad, ahora.
No hay mañana, menos…, si
expeles al humo que nos ahuma,
desde la evidencia del escape
al que únicamente le interesa
lo que en masa se produce.
Una posibilidad, no sumarte
a esta hecatombe de antivalores,
donde lo primordial
es tener papel a toda costa…
Un mundo donde la mente
que es demente, traza fronteras…
La esquizofrenia abierta,
en las venas que supuran
la envidia que nos corroe.
La guerra que constantemente aniquila,
y la mentira que estanca
y coloca, en la cueva profunda,
donde se gesta un plan letal,
para lucrarse de matar.
Gobernantes que desangran,
y que quitan la comida,
que el harapiento necesita…
¡Ah inhumanidad! Gobernantes,
que sin Paz, hablan de ella,
como bandera,
para encubrir lo que pronto
saldrá a toda Luz.
Pero la Tierra, es sabia amigos…
pura, perfecta, inteligente,
equilibrada, tanto que ahora
tiembla, para que la compasión
se abra. Explota en magma,
para transmutar la energía
que un día más, no se soporta.
Ah humanidad… digna,
bendecida, si tan siquiera
fueras tú quien se sienta,
sin prepotencia en el trono,
donde la equidad
florece cual si la Flor de Loto
que abre su corazón al Amor.
Un mundo, no dos, ni tres.
Una humanidad, no inhumanidad…
Un regalo, este instante escalofriante
para transmutar
con nuestros actos,
al ego que ha de incinerarse
en la fogata donde el Santo de Asís,
nos muestra, el imperio
que merecemos edificar,
como culto a nuestra raíz ancestral,
La Creación de Dios,
y Su Gran regalo de Amor.
Un mundo, no dos, ni tres,
Un corazón expansivo, no la compresión
de una mente que ya no cabe aquí.
Un Renacer, sí, ahora mismo…