Nada es mas grande, que el respeto que me tengo, para poder respetar a otros… he allí el inicio de una eternidad de actos donde el respeto florece en el universo.
La verdadera autoridad es la consciencia amorosa universal y la moral de mis actos, de lo contrario, la amoralidad que emana de mí es la plaga que pierde a la buena semilla que asimila a la savia circulante que emborracha.
Yo soy Yo. No puedo ser como alguien, ni nadie puede ser mi Yo. Aunque en tí, puedo mirar una parte de mí y servirte como espejo, para que veas algo de ti.
Todas y cada una de las voces de mi familia son verdaderamente importantes. Nadie es más grande, más importante, más inteligente, ni menos que nadie, pues si esto ocurre la visión desquilibrada me define.
Siento que a medida que avanzo en el camino, mis creencias se desprenden como lo hacen los pétalos de las hortensias y cada pétalo que cae me bendice y me encuentra repleta de creencias que aprendí, para finalizar mi camino deshojando los pétalos que aún me quedan, para vivir mi desnudez y el viaje en libertad que me eleva y hace volar