La mar…

Que suavidad,
el mar…
agua bendita
que nos humecta
y sana.

Que claridad,
el mar…
transparencia
que me muestra
al arrecife

donde asoma
su cabeza
el pez azul.
Que maravilla,
el mar…

batido de sal
que se licúa
en la marea
que va y viene…
que viene y va.

Que frescor,
el mar…
y su serenidad,
cuando cae la tarde
y el sol

descansa
sobre un horizonte,
para que mañana,
su Luz,
nos vuelva a despertar.

Que azul,
el mar…
donde el pescador
recibe en su atalaya
su abundancia.

Que inmenso,
el mar…
adonde ahora
me sumerjo
para gozar.

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