Todos duermen…

Todos duermen…

un hechizo ha logrado

que el humano

ha congelado

a su niño interior.

Lo espontáneo

se ha ocultado,

tras lo rígido

de un mundo

sin abrazos…

Cual si duermen,

cuando andan,

ni siquiera se detienen

para ver al arco iris

que salió.

Mucho menos,

alguien de ellos,

ha sentido

el perfume

de la rosa que se abrió.

Ya no escuchan…

a ese canto

de las aves,

que en el corazón del árbol,

hoy cantó.

Ni se fijan

en el brillo

que en el río

cual si plata,

un pez saltó.

Y aunque el viento,

les despeine

para hacerles despertar,

y sacarles del hechizo

temporal…

los robots,

los celulares,

los motores,

y el humo,

no los dejan respirar.

Uno, dos, y  tres,

se arma la guerra

otra vez…

El batallón ahora

lanza otra bomba en el mar.

… el caballito del océano,

un nautilos, el caracol

y el delfín, han sacado

a la manta raya albina,

cual si bandera de la paz.

Nadie ve,

lo que hemos de mirar…

Sólo una niña

que devuelve a cada instante

una estrella al ancho mar.

El hechizo

ha generado ceguera espiritual,

y quien no ve,

no puede discernir

el efecto que habrá.

La tortuga,

en su carapacho muestra

la efervescencia de la demencia…

Gotas gruesas que se impregnan,

manchas negras…

Todos duermen,

en el planeta Tierra.

Aunque un mago

se ha tomado la tarea

de limpiar toda la esfera.

… y un niño que aún sueña,

ha salido a volar a su cometa.

¡Bendito encuentro…!

Una niña que recoge las estrellas,

la cometa y la magia que despierta.

¡Bendita energía que aún queda!

La sutileza de la niña,

el vuelo de la cometa

y la magia de un sabio

que reivindica al planeta.

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