Ven, Dios…
Qué si te quiero,
¿cómo no hacerlo?
si eres los universos…
lo que respiro,
y todo lo que veo.
¡Lo que vivo y lo que siento!
Eres la inmensidad…
Tan grande y tan sutil,
el astro y la flor.
¿Cómo no amarte?
Dejar de hacerlo,
sería no afirmarme.
O mas bien, sería negar
al todo que me abraza,
a las caricias plenas que me das.
Ven, Dios…
Ámame e inúndame
de Ti.
¿Qué más puedo pedir?
Si eres el infinito
y el edén de mi Ser
Contigo yo me baño
y me sumerjo en tu mar
de espuma y de sal.
De luna y sol,
de cielo azul,
de eternidad…