En la quietud, le oí y dije si…

Un baño de sol

frente al océano

recibí ayer…

Su calidez y claridad

llegaron e inundaron

a mi Ser.

Bajo su Luz,

apareció el brillo

inconfundible de Jesús.

Su santa comunión,

me hizo percibir

a la humildad…

Ante su vivo ejemplo

me rendi…

y entonces, le escuché.

Me dijo que,

cada habitante es mi hermano.

Que el juzgar es delicado…

que lo que veo en cada quien,

refleja la vibración

en la que estoy vibrando.

Me invito a bajar la sien,

para mirar mi corazón

y elevar la compasión…

Me recordó, que ahi radica

la esencia Divina

que debe resurgir.

Entonces yo le dije,

Ayúdanos Señor,

a Ser la Luz que Tu nos das.

A aprender,

que no se avanza,

si existe desunión.

Que nunca se prospera,

haciéndonos la guerra.

Que el mundo, necesita Paz.

Entonces Él me habló…

Me dijo que, en nuestro interior

hay una fuente permanente

que hemos de buscar.

Que únicamente la encontramos

si en el silencio estamos.

Que hemos de centrarnos,

para elevar la condición espiritual

de donde emana la hermandad.

Que en la calma,

se escucha la Santa comunión

y cuando se recibe

el ego ya no existe.

Nos invitó a un momento de quietud,

de oración, de gratitud…

Le dije si.

y ahora, aquí estoy,

en este templo donde lo que No Es

se cae, como una máscara

que antes aferrada a mi,

no me dejaba oir Su bella voz…

Amaos, como Yo os Amo.

Abrazaos, como yo os abrazo.

Bendeciros, como Yo os bendigo.

Fluid, cual si niños.

Jugad, en lugar de pelear.

Edificad, en lugar de botar.

Y dejad que sea vuestro corazón,

quien sea el rector

de la era dorada del Amor.

Le dije, ¡Gracias Maestro!

Se hincó, oró y me enseñó,

que en la humildad se vive a Dios.

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