Un ejemplo a seguir…

Blanca como una gardenia,

fresca, como la brisa mas tierna

que se desprende,

del corazón de la naturaleza…

De un brillo inigualable.

Tersa, como la flor mas bella,

suave como el algodón

ó mas bien, como la camelia.

Blanca, sin ninguna mancha…

pura… diáfana como la cascada.

Fresca como las azucenas

y tan dulce, como un terrón de azúcar.

Sutil es su risa espontánea,

caricia deliciosamente exquisita…

Suave su pequeña mano, y su mirada

calma, se clava en mi alma.

Juega… Vive, no se interroga nada…

Fluye con el cauce del río que canta

la dulce serenata entre las pozas,

donde el grillo y ella, retozan y gozan.

Libre como el viento,

sin peso alguno que deforme su presente.

Alegremente retozando como siempre,

jugando con el duende…

Persigue mariposas, guarda hojas,

y en sus bolsillos atesora

un malvavisco y dos chibolas.

Así es ella… única y hermosa…

Tal parece que ha caído del cielo,

pues a decir verdad, es tan angelical.

La niñez de la Tierra es tan maravillosa…

como la espuma y el mar.

Una estrella que ilumina al planeta,

una pelota que rebota hasta llegar

a las galaxias… Un sueño, una guitarra

que se eleva hasta la Osa Mayor.

Eso es ella, así de fácil, así de simple,

ella es la risa del corazón de la Vida.

Bello Ángel que abres tus alas,

gracias, por mostrarnos el camino a seguir…

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